Salirse de uno mismo.
Sacrificio VS Rendición.
“Tú me has dado todo - salvo el poder de recibir.”
La liberación, proceso por el cual transitamos los que defendemos la Libertad, pasa por aceptar lo que hay. Por recibir. Que es otra forma de dar.
Resulta que me pierde la pena. Las personas que están mal. Esa ha sido mi cruz. Y también mi gran oportunidad.
En numerosas ocasiones, simpatizar tanto con la energía que traían otros ha contribuido a que deje de estar en mi sitio.
Sí. Me he sacrificado en nombre del Amor. He confundido voluntad de ir hasta el fondo, cualidad que reconozco en mí, con sacrificio. Y el Amor no es eso.
El Amor no es ponerse por debajo ni faltarse al respeto. No necesitas compensar nada porque no estás en deuda. No hay ninguna cuenta que saldar. Al menos no con esa persona. Quizás contigo sí…
El Amor es lo único que puede mantenernos en vida. Y más en este mundo ávido de poder. Y muerto de miedo. (Nunca mejor dicho).
El dolor que acarrea no ser justa con una misma es el mismo dolor que he usado para defenderme y protegerme. De mí, en realidad. Todo conflicto, toda lucha es interior.
Han sido varias las relaciones (familiares y amorosas) las que me han puesto de frente con mi realidad: no me permitía abandonar y hacía o dejaba que me abandonasen. ¿Cómo? No siendo yo. No ocupando mi sitio. Saliéndome de mí.
La movida es que esta verdad de la que os hago partícipes es mi cruz y mi don. Según cómo la utilice. Para Amar, hay que saber salirnos de nuestro ombligo, para ver al otro. Pero si te sales totalmente, no eres tú. Y es un embuste.
¿Cómo decido utilizar esa seducción y manipulación que todos tenemos a la hora de relacionarnos (en cualquier ámbito humano)? Para un bien mayor: en mi caso, para ayudar a otros a entrar en el Amor.
¿Por qué o para qué lo considero tan pertinente? Para salir de la cárcel.
Miro a mi alrededor y veo cómo se imponen esclavitudes y dependencias varias. Mi gran herida: la falta de libertad. Creo que todos somos libres y que por el camino se nos olvida. No sólo no somos conscientes de dicha ausencia, si no que llegamos a defenderla. Igual que hacemos con nuestras corazas.
Nos sometemos a entes que ni siquiera existen y no nos sentimos capaces de entregarnos/rendirnos al Amor. Cuéntenme: ¿hay algo más urgente y beneficioso?
Le tenemos tanto miedo a la Libertad que somos nosotros mismos los que creamos y entramos en prisión.
Ha sido liberador descubrir, y decidir, que esta newsletter El Poder del Amor y el libro Soldado del Amor no tratan sobre otra/s persona/s (aunque sí las incluyen). Hablan de cómo me rendí. De cómo día a día abandono esa lucha que me mantenía esclava.
No tengan miedo ni vergüenza a ser quiénes son. Es de esa persona de la que nace el Amor. El otro, aunque su presencia sea maravillosa, viene a recordarnos que sin ese YO real, no hay intimidad ni Amor posibles. Viene a inspirarnos, a darnos un empujón para que, por fin, nos permitamos recibir todo ese Amor que viene de esa persona en la que hemos decidido convertirnos.
Las relaciones son un baile, señores. Y de música e intimidad hablaremos pronto…