La Culpa es la Víctima.

Responder te despierta.

Nunca quise ser una víctima. Aunque, sin saberlo, me convertí en una. Al sentirme culpable, me dormí. Me paralicé. Lo inerte se vuelve inútil. No acciona. No avanza. No crece.

Nunca quise ser una víctima. Y al no integrar que en algún punto lo era, iba rechazándolo a mi alrededor.

¿Por qué la Culpa es la Víctima (cojo prestada esta expresión de mi hermana, Bárbara)? Porque ambas no hacen nada. No sirven para nada. Y cada uno de nosotros, señores, estamos aquí para servir.

¿Por qué sentía Culpa? Porque, con ella, tapaba mi Cobardía. Me daba tanto miedo sentir… que me distancié. Me negué la posibilidad. Me escondí cuando se dio.

Por miedo a sufrir sufrimos el doble. Anticipamos algo que igual jamás sucede.

Pasado, presente y futuro. Pasado que nos limita y futuro que nos ansia. La movida está en responder a lo que está ocurriendo. Ni mindfulness ni leches. Responsabilidad. Es lo único que puede transmutar la culpa.

Igual que el Amor es lo único que transmuta la cobardía. Que siempre estamos demonizando al miedo. No es este el que nos hace sentir culpables. Si no, más bien, nuestra respuesta ante él.

Responder ante lo que me está sucediendo es un acto de Amor. De Valentía. “Esto es lo que soy. Esto es lo que me pasa. Esto es lo que hago con lo que me pasa.”

Para ello hay que contarse mucha Verdad. Sin invenciones. Ni suposiciones. Lo que está pasando en realidad.

En otro capítulo profundizaré en para qué nos engañamos. Ahora me limito a ahondar en la Culpa. Y en su estrecha relación con la Víctima. Pareciera que los culpables y las víctimas son antagónicos… y no.

Mi cárcel era el Miedo. Y el Amor me liberó. Bueno… más bien la cosa fue así: mi cárcel era la Cobardía. Al no soportar esa realidad, la disfracé de Culpa. Eso me paralizó. No fue hasta que me hice responsable de lo que sentía, pensaba y hacía, que ese nudo se deshizo.

¿Qué pinta ahí el Amor? Pues todo. Miedo y Deseo van de la mano. ¿Miedo a Amar? Deseo de Amar. Todo en mi existencia me llevaba al mismo punto: El Amor.

Amar es cosa de adultos. Es un compromiso. Una decisión. De Entrega. De dar(se).

Dejemos a los niños en paz. Ser lo que son. Ya está bien de invertir los roles.

Yo crecí el día que amé. De verdad. Antes había estado esperando a que me amaran.

Ahora, despierta, nunca más seré una víctima. Ni permitiré que me lo consideren. Y tú, ¿te percibes como víctima?

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