Has ordenado el Amor en mí
Una debe hablar de lo que sabe. De lo que ha movido su mundo. Todo lo demás es pamplina.
¿Por qué el Amor? Porque es de lo que estoy hecha. En realidad todos. La movida puede torcerse cuando empieza la intervención. Cuando algo tan puro como el Amor es tocado y manipulado.
Y ahí llega el gran enemigo del Amor: la cobardía. Te da miedo y vergüenza ser quien eres. Porque hay algo inadecuado en ti. Algo “malo”. Algo que ocultar. De lo que huir. Te has convertido en un caramelito para aquellos que aman el Poder. El ajeno, concretamente. Has cedido el tuyo.
¿Por qué el Poder del Amor? Porque es la única manera de invertir tal abuso. Amando. El Amor es lo único. El antídoto. El viaje. El Misterio.
¿Qué le pasa al Poder con el Misterio? Que no lo puede controlar. Es por eso que, en verdad, el gran enemigo del Amor es el “Poder”. Se esconde (cual cobarde) detrás del miedo, para paralizarnos.
¿Para qué hago esto que hago? Para defender lo único que puede liberarnos de la cárcel: el Amor.
Lo sé porque yo he estado presa. Y es muy parecido a estar muerta.
El Amor, aunque es y será siempre parte del Misterio, es lo vivo, lo fértil y lo eterno. Lo que no muere. Lo que es.
Por eso le da tanto miedo al Poder que el Amor venza. Porque es lo que nos acerca a la Verdad. Lo que nos hace libres. Es el verdadero Poder. La fuerza que nos despierta.
Una debe hablar de lo que sabe. Yo lo que sé es que vivía en una cárcel. Y que el Amor me liberó.
Ya estaba. Ya lo tenía. Ya lo era. Desde que nací. Pero tocaba vencer ese miedo. Ser valiente. Dejarme la vida en este compromiso.
Se lo debo a la niña que fui. Ella siempre creyó. Esa fe no se ha podido someter. Y ha abierto todas las puertas. Me ha abierto el corazón. Ha ordenado el Amor en mí. Ahora toca mostrarle al mundo que, si elegimos el Amor, somos imparables.